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Este 2023 es, entre muchas otras cosas, un año electoral. 12 Comunidades Autónomas elegirán a sus gobiernos regionales y todos los ciudadanos y ciudadanas participaremos este domingo en las elecciones municipales. La siguiente convocatoria la tendremos a finales de año pues la Constitución Española prevé que el mandato parlamentario finalice a los cuatro años de ser elegido el Ejecutivo. Por tanto, esperamos elecciones generales antes de que termine este 2023.

Estamos ante un calendario electoral apretado y los coaches que nos dedicamos al acompañamiento de personas en el ejercicio del poder, la influencia y la política somos conscientes de la intensidad de estos meses para nuestros clientes. Acompañar en estas circunstancias requiere de un cuidado especial, de entender la complejidad del entorno, de ampliar la mirada y el análisis, de acompañar en la vulnerabilidad y en el desarrollo de una emocionalidad que les permita navegar en un escenario cambiante. En este sentido, me parece especialmente útil rescatar ciertas distinciones de nuestro baúl de herramientas para que las podamos brindar a nuestros clientes. Distinciones que les ayuden a incrementar su nivel de conciencia, a avanzar en su inquietud, a crear nuevos espacios y nuevas conversaciones. Distinciones que les ayuden a ser el líder que quieren ser y que nuestras sociedades necesitan.

El tiempo en la política

La primera distinción que me parece relevante para nuestros clientes tiene que ver con el «tiempo político». En el ejercicio del poder son muchos los actores que intervienen en la elaboración de la agenda pública. Por tanto, resulta de capital importancia entender que hay cosas que son pertinentes en un momento determinado y que dejarán de serlo una vez cambien las circunstancias. El mejor ejemplo son los medios de comunicación quienes, día a día, establecen los temas que formarán parte del debate público y deciden cuáles son los asuntos que ya no formarán parte de la actualidad. Así, en nuestro rol como coaches, será de especial relevancia que acompañemos a nuestros clientes en la toma de conciencia sobre la distinción entre el «tiempo» y el «tiempo político».

Del mismo modo, un año electoral es un tiempo político de escucha activa. Como afirma Juan Vera, autor de «Articuladores de lo posible», la etapa de acceso al poder es una etapa de identificar oportunidades, de generar una identidad pública que conecte con los electores y de buscar apoyos y tejer alianzas. Todo ello nos resulta muy familiar a los coaches pues las habilidades que subyacen a estas circunstancias tienen que ver con el desarrollo de la escucha activa, con la definición de un propósito personal, con la identificación de oportunidades, con mantener la presencia, con comunicar de forma directa.

En definitiva, acompañar a nuestros clientes en la distinción entre el «tiempo» y el «tiempo político» les va a permitir elaborar un mapa de posibilidades realista, concreto y específico.

Realidad y propósito

Muy relacionada con la anterior distinción está la tensión entre la realidad y el propósito o, lo que es lo mismo, entre el contexto y sus restricciones. En palabras de Vera, es fundamental entender esta distinción «porque en cada uno de los contextos, su cultura, su estructura, las conversaciones que lo transitan, su nivel de tecnología y desarrollo político y económico son los que marcan el nivel de dificultades y posibilidades». Veámoslo con un ejemplo: Almudena acaba de ser nombrada concejal en una corporación municipal. Asume el cargo con responsabilidad e ilusión pues ha estado preparándose para ello durante largo tiempo. Sin embargo, tras la efusividad inicial, pronto le alcanza un cierto desasosiego. Ahora que está en el cargo descubre que los cambios que ella quería impulsar serán mucho más lentos de lo que esperaba. Tampoco contaba con las dificultades burocráticas. Inicia un proceso de coaching desde la impaciencia y el hastío. Declara que su propósito está en crisis pues no contaba con este escenario.

Este es un claro ejemplo de la distinción entre «realidad» y «propósito» o, si se prefiere, entre el «contexto» y «sus circunstancias». Entender el entorno en el que nos movemos, sus relaciones, su cultura, sus actores es un paso fundamental para, posteriormente, acompañar a nuestros clientes en la apertura de posibilidades. Aquí, bien lo sabemos los coaches, resulta muy útil brindarles las posibilidades copulativas versus las opciones disyuntivas. En el caso de Almudena podría sonar de un modo parecido a «¿Es posible llevar a cabo alguna de tus iniciativas en este entorno burocrático? ¿Qué recursos se necesitan para que sea posible?».

Esta distinción tiene que ver con acompañar a nuestros clientes en el descubrimiento del sistema, en entender el entorno del que forman parte para, desde un punto de vista ecológico, aprender a relacionarse e incidir en él. En definitiva, a poner en práctica el reencuadre.

El yo y el cargo

La última distinción que quiero compartir tiene que ver con la confusión que a veces emana entre la persona y su posición o, lo que es lo mismo, entre la persona y su cargo. Esta confusión se da cuando una persona está o ha estado en el ejercicio del poder como si de un territorio personal se tratase. Escuchamos a las coaches expresándose con afirmaciones tipo «soy la jefa», «soy la líder», «soy la fundadora». La persona se muestra incapaz de expresar su identidad al margen de su desempeño.

Algo que sucede a menudo y muy vinculado con esta distinción, tiene que ver con la soledad que experimentan los y las coaches cuando dejan de ejercer el poder. Sus teléfonos dejan de sonar, las agendas están vacías, ya no hay almuerzos ni cenas. La razón es fácil de comprender: su entorno se relacionaba con el rol, con el cargo pero no con la persona.

Como se ve, en ambos casos subyace una extrema soledad. En el primero, de la persona ensimismada en su rol a la que deberemos acompañar para verse de nuevo en el espejo y recordar quien era antes de ejercer ese rol. En el segundo, la soledad del que necesita recuperar la humildad para volverse a encontrar.

Nuestros cuatro valores como coaches

«Tiempo político», «realidad y propósito», «el yo y el cargo», tres distinciones que he querido destacar entre otras muchas para acompañar en el ejercicio del poder, la influencia y la política. En nuestra responsabilidad como coaches y como miembros de ICF, son cuatro los valores que guían nuestro desempeño:

✔ Profesionalidad, en el sentido de promover una mentalidad de coaching y una calidad profesional que abarque la responsabilidad, el respeto, la integridad, la competencia y la excelencia.
✔ Colaboración, orientada a desarrollar la conexión social y la construcción de la comunidad.
✔ Humanidad, como un compromiso personal por ser humanos, amables, compasivos y respetuosos con los demás.
Y equidad para, con nuestra mentalidad de coaching, explorar y comprender las necesidades de los demás para que podamos practicar procesos equitativos.

Cuatro valores que junto a las distinciones harán mucho bien tanto al coaching como al terreno de la política que no es más que el territorio del bien común donde confluyen ambas disciplinas.

 

 

FUENTES
– ICF Core Values, https://coachingfederation.org/about/our-values [consultado: 16 enero de 2023]
– Vera, Juan. «Articuladores de lo posible», 2019.

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Eulàlia Tort

Eulàlia Tort

Soy Eulàlia Tort, Coach experta en comunicación. Ofrezco los servicios de: Coach Profesional / Coaching para Particulares / Consultoría / Formación a medida.

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