En alguna ocasión me he encontrado con profesionales de recursos humanos o gerentes que detectaban retos en sus equipos y que no tenían clara la forma de abordarlos. Como no siempre está clara la línea que separa la formación del coaching para empresas quiero dedicar este post a explicar las diferencias entre ambas opciones y definir cuando usaremos cada una.
En qué consiste el coaching para empresas
El coaching es, según la definición de la Asociación Española de Coaching, un proceso en el que un profesional acompaña a una persona en la consecución de unos objetivos concretos y definidos por ella, que están alineados con sus valores, creencias y entorno o sistema actual. Hablamos de coaching empresarial cuando este proceso se da en el marco de una empresa u organización. Generalmente el coaching para empresas está dirigido a ejecutivos que necesitan desarrollar alguna habilidad o competencia (cargos directivos, cargos medios u otro rango de responsabilidad) o a equipos que necesitan mejorar su desempeño.
Rasgos que distinguen al coaching para empresas
A diferencia de otras disciplinas, el acompañamiento que realiza el coach es «no directivo». Si pensamos en el mentoring o la consultoría, por citar dos ejemplos, vemos que esos profesionales son personas expertas en el tema que ocupa a sus clientes y que son capaces de realizar diagnósticos de la situación y diseñar propuestas de solución. Este enfoque dista bastante del acompañamiento que realiza el coach el cual no ha de ser necesariamente una persona experta en el asunto definido por su cliente.
Los coaches acompañamos a nuestros clientes para que sean ellos quienes decidan el camino que van a tomar para lograr los retos que se plantean. Los coaches no dirigimos a nuestros clientes, simplemente acompañamos y ofrecemos opciones desplegando una serie de herramientas.
Por qué es importante la formación en las empresas
Hemos hablado del coaching. Veamos ahora en qué consiste la formación en las empresas. Vivimos en un entorno cambiante en el que el aprendizaje constante y el desarrollo de competencias se han convertido en innegociables. Las empresas son conscientes de ello y diseñan planes de formación orientados a mejorar la preparación y las competencias de sus equipos, tratando de establecer un equilibrio entre las aptitudes del empleado y las exigencias de su ocupación laboral. La formación empresarial se refiere al conjunto de acciones que las empresas brindan a sus equipos para desarrollar sus competencias y conocimientos.
Como hemos visto en post anteriores, es necesario distinguir entre las hard y las soft skills, las habilidades duras y las blandas. Lo vemos con un ejemplo: una persona que trabaja en el área de comunicación de una empresa necesitará actualizar sus conocimientos sobre comunicación online (conocimiento duro, hard skills) pero también es probable que necesite trabajar en algunas aptitudes como liderazgo, gestión del conflicto o autoconfianza (conocimiento blando o soft skills). Habitualmente los planes de formación en las empresas se diseñan teniendo en cuenta estas dos dimensiones: el conocimiento duro que permite la actualización del profesional junto al conocimiento blando que se refiere más a competencias personales.
Diferencias entre la formación y el coaching para empresas
Presentados los dos conceptos, coaching y formación para empresas, veamos ahora lo que los distingue.
- Objetivo: el objetivo del coaching para empresas es desarrollar a las personas, que alcancen las competencias necesarias para su desempeño profesional. En cambio, el objetivo de la formación empresarial consiste en trasmitir conocimientos.
- Rol del profesional: como hemos visto, en el momento de hacer coaching, el coach no necesita ser experto en el área del cliente. Los coaches son expertos en el proceso de acompañar a las personas, no en los temas o profesiones de sus clientes. En cambio, en un contexto de formación para empresas, la persona que lleva a cabo esa formación sí debe ser experta, debe tener unos conocimientos específicos en esa área que tendrá que saber transmitir de forma idónea.
Dos roles, por tanto, que denotan una aproximación diferenciada. En el coaching para empresas hablamos de coach-cliente mientras que en la formación empresarial hay un esquema de profesor-alumno/ formador-alumnos.
Confluencias entre la formación y el coaching para empresas
Vistas las diferencias, apuntemos ahora las confluencias. Es habitual que los coaches también llevemos a cabo acciones de formación en entornos corporativos o con clientes que deciden formarse a título individual. ¿Por qué sucede? Pues bien, los coaches somos profesionales que hemos trabajado ampliamente temas como la gestión emocional, el desafío de creencias, la gestión del conflicto, la comunicación efectiva, la asertividad… Nuestra disciplina se sustenta en el desarrollo de las habilidades blandas y éstas son, a su vez, tremendamente necesarias en entornos profesionales.
No es de extrañar pues que encontremos a coaches profesionales llevando a cabo acciones de formación. Es también mi caso que el catálogo de servicios ofrezco formación en comunicación, inteligencia emocional e influencia.
Lo relevante aquí es definir claramente que cuando se actúa como formador, no se actúa como coach, es decir, definir los límites de cada servicio. En el proceso de gestión del cambio puede ser necesario aprender ciertas habilidades y la formación puede ayudar en este sentido. Lo ideal será siempre acompañar el aprendizaje de conceptos teóricos con un proceso personal de desarrollo profesional.
Cuenta conmigo si quieres iniciar un proceso de coaching en el entorno de tu organización o necesitas desplegar una actividad de formación.