Tener propósito vital promueve la salud de nuestro cerebro: principales resultados de la Barcelona Brain Health Initiative
Tener un propósito vital mejora la salud de nuestro cerebro. Así de contundentes se muestran los investigadores de la Barcelona Braing Health Initiative, un proyecto del Instituto Guttman dedicado a conocer y entender cómo se puede mantener la salud de nuestro cerebro a lo largo del tiempo. La BBHI se desarrolla bajo la dirección científica del Doctor Álvaro Pascual-Leone, catedrático de Neurología de la Harvard Medical School. Desde 2018, un millar de personas actuan como voluntarias para relacionar sus hábitos de vida, la prevención de enfermedades, el nivel de felicidad vital y el estado de salud general y el de su cerebro en particular.
El pasado mes de marzo presentaron algunos de los resultados de su investigación que todavía sigue abierta. Y el titular me parece extraordinario: «Un estudio demuestra por primera vez en personas sanas que tener más propósito vital puede hacerlas más resilientes frente a los cambios cerebrales asociados al envejecimiento».
Como afirman en la web del proyecto, «a partir de los 45 años, más del 90% de la población presenta cambios estructurales cerebrales que conllevan un declive en diferentes funciones cognitivas, especialmente aquellas relacionadas con la velocidad a la que hacemos las cosas. Se trata de una consecuencia natural del envejecimiento y “las acumulamos igual que acumulamos las arrugas”», expone Kilian Abellaneda, Doctor en Neurociencias e investigador del Institut Guttmann. Sin embargo, en algunos casos estas lesiones pueden derivar en un deterioro cognitivo severo, por lo que identificar mecanismos que puedan promover resiliencia frente a este daño es un objetivo primordial en una sociedad cada vez más envejecida».
Este estudio es relevante porque viene a demostrar por primera vez en personas sanas que tener un mayor propósito vital puede promover resiliencia frente a lesiones cerebrales causadas por el paso del tiempo. Según explican, las redes cerebrales de las personas con menos propósito vital funcionan distinto que las redes de las personas con más propósito.
Sigo haciéndome eco de su publicación: «El propósito vital se había identificado como factor protector en condiciones de patología, como la enfermedad de Alzheimer, pero hasta ahora no se había investigado si promovía la resiliencia en adultos sanos de mediana edad”, explica David Bartrés-Faz , investigador principal de la BBHI.
El término “resiliencia” se refiere a la capacidad del cerebro para mantener un buen funcionamiento a pesar del envejecimiento y enfermedad. Y esta investigación quiere averiguar qué factores pueden promover esta resiliencia.
Algunos de estos factores son el ejercicio físico, la dieta, el entrenamiento cognitivo y, como plantea el artículo, factores psicológicos, entre los que se incluye el propósito vital (PV), entendido como tener una vida llena, con unos objetivos y una direccionalidad acorde con nuestros valores.
Trabajar en nuestro propósito vital nos aporta salud
Estos resultados son interesantes porque nos vienen a decir que trabajar en el propósito vital puede ser una medida de prevención del deterioro cognitivo (además de tener muchos otros beneficios en muchos sentidos, claro). Aquí sus recomendaciones para cuidar de nuestro cerebro:
- Entrenamiento cognitivo: Las personas que a lo largo de la vida han mantenido actividades cognitivamente estimulantes presentan menos probabilidad de manifestar demencia. Por tanto, será bueno aprender nuevas habilidades, jugar al ajedrez o entrenar la memoria.
- Ejercicio físico: el ejercicio físico promueve la plasticidad cerebral, estimulando la comunicación entre las neuronas, además de optimizar la circulación de sangre y oxígeno hacia el cerebro.
- Alimentación: la dieta afecta a la salud de nuestro cerebro, por tanto buscaremos tener una dieta sana y equilibrada.
- Plan Vital: de lo que veníamos hablando. Las personas que viven su vida de forma plena, sintiendo que ésta tiene un propósito, unos objetivos y una direccionalidad, tienen una mejor función cognitiva y menos probabilidad de desarrollar demencia.
- Salud integral: ntener la presión arterial, el peso o el nivel de azúcar en sangre en niveles saludables, así como tomar la medicación prescrita, elimina factores de riesgo incluido el deterioro cognitivo.Socialización: Numerosos estudios demuestran que el grado de interacción social se asocia con mejor calidad de vida y satisfacción, menor deterioro cognitivo a lo largo del tiempo y prevalencia de demencia.
- Sueño: Tener una buena calidad de sueño se asocia con una mejor función cognitiva y una menor atrofia del cerebro en edades avanzadas. Estudios recientes indican que dormir en exceso también puede asociarse a una mayor afectación cognitiva.
Me ha encantado conocer este proyecto. Os invito a zambulliros en su web.