«Me siento emocionalmente agotado», «cada vez soy más dura con la gente» o «no me siento realizada». Estas son solo algunas de las afirmaciones que podría pronunciar una persona que está quemada con su trabajo o que padece lo que la doctora Cristina Maslach acertó en llamar «síndrome de burnout» o «síndrome del desgaste profesional». En este post hablaremos sobre este síndrome vinculado al mundo del trabajo y que afecta al 50% de los empresarios y empresarias de nuestro país según datos de Fundación Pimec.
¿Qué es el burnout?
La Organización Mundial de la Salud define el burnout o «síndrome del desgaste profesional» como un desgaste físico y mental producto de un estrés crónico. Es Cristina Maslach, profesora del Departamento de Psicología y vicedirectora de pregrado en la Universidad de California en Berkeley, la mayor autoridad en el tema. Sus investigaciones empezaron en Estados Unidos a mediados de los setenta cuando observó que los trabajadores de los servicios sociales experimentaban reacciones adversas en su trabajo. Utilizó el concepto «burnout» para describir este síndrome que observó en los profesionales de la salud mental caracterizado por el agotamiento.
Maslach propuso una serie de criterios para describir los síntomas:
- En primer lugar, se refirió al agotamiento emocional. Una persona en burnout se siente agotada y exprimida, como si ya no quedara nada más de ella que dar. Podría sonar parecido a «trabajo muchas horas al día incluidos los fines de semana», es decir, «lo estoy dando todo y ya no me queda nada más».
- En segundo lugar, la doctora Maslach se refiere a la despersonalización. Esto se produce cuando la persona deja de ver a los demás como individuos para convertirlos en problemas u obstáculos. En este proceso de despersonaliza-ción, el resto de personas se convierten en «piezas» o «elementos» que de-ben ser gestionados. Y como probablemente estarás pensando, se trata del mismo proceso que se dio, por ejemplo, en un contexto tan extremo como los campos de concentración por parte de los oficiales alemanes.
- Finalmente, Maslach nos habla de la baja realización personal, es decir, la persona evalúa su propio trabajo de forma negativa.
Agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal. Estos tres síntomas componen la conocida como «tríada de Maslach». Si bien sus investigaciones partieron de los profesionales de la salud mental, son muchos los perfiles profesionales que pueden verse afectados por el burnout.
El burnout afecta a las personas empresarias
La Fundación de la Pequeña y Mediana Empresa, PIMEC, organizó el pasado 30 de marzo una jornada dedicada a debatir sobre el burnout del empresario y la empresaria. Según sus estadísticas, el 50% de los empresarios y empresarias habrían padecido este síndrome que surge de la relación conflictiva de la persona con su trabajo. Si bien este síndrome se relaciona con el mundo del trabajo y puede afectar a todos los roles profesionales, la figura del empresario le añade un elemento diferencial y relevante: el impacto de sus decisiones en el entorno laboral y el patrimonio personal.
Cuando nos fijamos en la pequeña y mediana empresa y el impacto del burnout, el panorama tampoco es que sea demasiado bueno. Como afirmó la doctora de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona, Marina Romeo, estamos ante un ámbito en el que todavía queda mucha investigación por realizar. En este sentido, la profesora citó como referente el paper «Barriers and drivers of psychosocial risk assessments in German micro and small-sized enterprises: a qualitative study with owners and managers», un documento que trata de analizar los impedimentos que enfrentan las PYMES para la medición de burnout en Renania del Norte-Westfalia (Alemania).
Ya nadie cuestiona el efecto negativo que unas malas condiciones laborales y el estrés a largo plazo tienen sobre las personas. Ahora se trata de evaluar esos riegos.
Jornada PIMEC dedicada a debatir sobre el burnout del empresario y la empresaria
Elementos facilitadores
Veamos ahora qué elementos facilitan el burnout. Me parece relevante compartir una afirmación de la doctora Romeo: «se quema el mejor trabajador porque es el que pone el cuello en todo aquello que hace». Ahora entenderás porqué:
- Cliente negativo: hay profesionales que deben lidiar, una y otra vez, con lo que llamamos «cliente negativo». Piensa por ejemplo en una persona que trabaja realizando obras de mantenimiento en nuestras calles. Cuando llega e instala toda la maquinaria, cuando empiezan las obras, los ruidos y el polvo… ¿Crees que las personas, vecinos y vecinas, agradecen su trabajo o más bien esperan que se marche pronto? A eso nos referimos con el cliente negativo.
- Sobrecarga y exigencia: nos referimos ahora a la sobrecarga de trabajo, es decir, a la incapacidad de realizar un determinado número de tareas en el tiempo estipulado. Las personas profesionales con sobrecarga de trabajo corren el riesgo de quemarse cuando esta situación se da de forma sostenible en el tiempo.
- Autoatribución: cuando tenemos a un profesional que tiende a la autoatribución, deberemos estar atentos. Con «autoatribución» nos referimos a considerar que el cumplimiento de los objetivos depende en gran medida del trabajo personal. La persona puede fácilmente olvidar o dejar de considerar el entorno y se focaliza en la dimensión individual.
- Alta motivación: el burnout se da con mayor impacto en personas profesionales con una alta motivación, en personas que creen en lo que hacen y que están tremendamente comprometidas.
En definitiva, el motor del burnout es el desequilibrio entre lo que la persona da y lo que recibe de forma sostenida en el tiempo. Los y las profesionales con sobrecarga, clientes negativos, alta motivación y con autoatribución tendrán más posibilidades de sufrir el síndrome.
Medición del burnout y siguientes pasos
La Doctora Maslach desarrolló en 1981 la Maslach Burnout Inventory (MBI), una herramienta de diagnóstico que se ha usado tanto de forma individual como organizacional. En este momento se encuentra en su cuarta edición proponiendo revisiones constantes fruto de la investigación científica. Baste decir que la intervención para trabajar el burnout deberá ser individual (con formación, coaching o mentoría) además de grupal.
Considerando retos de futuro, me parece pertinente traer la reflexión de la Doctora Romeo quien nos recordó a todos los participantes que la OMS ha reconocido el burnout como enfermedad pero que el Instituto Nacional de la Seguridad Social, dependiente del Ministerio de inclusión, seguridad social y migraciones todavía no reconoce el burnout como enfermedad profesional.
