Hace algunas semanas tuve la oportunidad de conocer a Iñaki Alegría, una persona extraordinaria en muchos sentidos. Iñaki es pediatra y desde hace 10 años vive y trabaja en el sur de Etiopía, concretamente en Gambo, una localidad rural a 245km de la capital, Addis Abeba. Dejó a un lado una vida cómoda como médico en Barcelona para ser fiel a una máxima que repite casi sin querer: «Dar la vida es la única forma de encontrarla». La verdad es que todavía me resuenan sus palabras y me causan admiración y estupor en la misma proporción. Y más considerando el contexto desde donde las pronuncia: el hospital rural de Gambo, un hospital donde la mortalidad infantil es elevada y las necesidades básicas alimentarias no están cubiertas.
Según me cuenta, este hospital fue fundado como leproseria por los hermanos capuchinos en 1927. Y es que Etiopía fue y sigue siendo el país africano con más personas afectadas por esta enfermedad. Una enfermedad que estigmatiza y que a menudo conlleva el rechazo social. Tanto es así que unos años después, bajo el auspicio de los Hermanos de la Consolata, se construyó una aldea alrededor del hospital con el objetivo de ofrecer vivienda a las personas que habían superado la enfermedad gracias a los tratamientos médicos pero que no podían volver a sus casas porque eran rechazadas por sus familias. Este es el hospital en el que Iñaki trabaja como coordinador médico junto a otros 300 profesionales y que tiene en la infancia y la salud maternal su otra gran prioridad.
Iñaki me cuenta que cada año atienden a más de 1.500 partos en el hospital pero que parir en Etiopía es un ejercicio de alto riesgo, tanto para las mujeres como para los bebés. De hecho, las mujeres no les ponen nombre a sus hijos hasta que han nacido y sobrevivido los primeros días porque es más fácil gestionar el duelo de un ser que ni tan siquiera tenía nombre que gestionar un duelo por un hijo perdido. La mortalidad infantil es, pues, una realidad acuciante directamente vinculada al problema de desnutrición que, en estos momentos, afecta a un 52% de los niños y niñas etíopes. Sin embargo, lo que es peor, es que las 10 primeras causas de muerte infantil tienen que ver con enfermedades evitables con los recursos y conocimientos científicos disponibles hoy en día. Una infección respiratoria en Etiopía puede ser causa de muerte mientras que en España es algo tratable sin mayor complicación. Tremendamente duro.
Y bien, ¿qué tiene que ver todo esto con nuestros temas, con comunicación y con liderazgo, además de abrir una ventana y conocer el extraordindario compromiso de este pediatra?
Pues la verdad es que muchísimo, más de lo que podrías imaginar, pues Iñaki ha liderado este hospital y a su equipo de más de 300 personas durante unos cuantos años. Sin embargo, ahora ha decidido dar un paso al lado para que sea la propia comunidad etíope la que dirija el centro médico. Un paso extraordinario que refleja, sin lugar a dudas, lo que es el liderazgo servicial y la confianza de un líder hacia su equipo.
El camino recorrido por Iñaki, primero como director del hospital y ahora ya como coordinador, me recuerda al proceso evolutivo que ha vivido la cooperación internacional, es decir, la ayuda que los países ricos han ofrecido a los países con índices de desarrollo humano bajos. Simplificando mucho el proceso, hablaríamos de 3 etapas:
- Una primera etapa en la que los países del norte mandaban a los países del sur alimentos y lo básico para su supervivencia. Esta forma de entender la cooperación, como fácilmente observarás, establece una relación desigual donde hay unos que «tienen» y otros que «necesitan». El resultado es una relación de dependencia y de poder desigual.
- La segunda etapa viene precedida de una expresión que, al menos yo, he escuchado a menudo: «no se trata de darles de comer sino de enseñarles a pescar». En este segundo momento, los países del norte nos creemos saber más que el resto y nos permitimos enseñarles a los pueblos lejanos cómo deben hacer las cosas en su tierra. Evidentemente, seguimos en una relación desigual que genera mucha frustración.
- Existe una tercera etapa donde se encuentran ahora la mayoría de organizaciones de cooperación. Ya no se trata ni de dar cosas ni de enseñar, sino más bien de callar, preguntar y aprender. ¡Quienes mejor que las personas que viven en un territorio sabran qué es lo que necesitan! Por tanto, ya no hay espacio para discursos triunfalistas o paternalistas sino que nos sentamos al lado de las comunidades, aprendemos sobre su forma de vivir y les preguntamos cómo les podemos ayudar. Si me permitís, es una cooperación más respetuosa, que teje relaciones de igual a igual, donde es posible aprender y enseñar y donde cada parte realiza una propuesta de valor.
Liderazgo como servicio
Esta última etapa en la cooperación internacional se asemeja mucho al concepto de liderazgo como servicio (o servant leadership), un término acuñado en los años setenta por Robert K. Greenleaf y que, bajo mi punto de vista, Iñaki representa a la perfección. Es un liderazgo que parte de una decisión personal de servir a los demás como factor prioritario y que se basa en 10 principios:
- La escucha
- La empatía
- La atención a los demás
- El autoconocimiento
- La persuasión
- La ambición (soñar en grande)
- El análisis profundo de los problemas y de sus soluciones
- La confianza en los demás
- El compromiso a favor del crecimiento del equipo
- La construcción de la comunidad
Iñaki Alegría ha dejado la dirección de un hospital con un equipo formado por 300 profesionales para pasarle el testigo a la comunidad. Desde la escucha y la empatía, soñando en grande, confiando en los demás y comprometiéndose con el equipo y su crecimiento, ha iniciado un proceso que con tesón, formación y acompañamiento, lograrán llevar a cabo. Iñaki evidentemente seguirá en Gambo, ahora como coordinador, siendo uno más al servicio de sus pacientes, sus compañeros y la comunidad.
Me parece un ejemplo extraordinario de liderazgo que no os quería dejar de compartir. Iñaki tiene su propia ONG, Alegría Sin Fronteras, y agradece cualquier donativo.