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El filósofo Byung-Chul Han, reciente Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, se ha consolidado como una de las voces más influyentes del pensamiento contemporáneo.

Entre sus obras, “La sociedad del cansancio” ocupa un lugar destacado: no fue su primer libro, pero sí el primero que Herder Editorial, bajo la dirección de Raimund Herder, publicó para los lectores de España y América Latina. Es, sin duda, el libro de mayor éxito y “la obra central” del filósofo.

Después de algunos libros de carácter más académico, Han inicia una serie de obras breves y más divulgativas, en las que aplica el pensamiento desarrollado en años anteriores. En estos libros describe los estados de ánimo de nuestra sociedad y plantea que el cansancio no es un adjetivo: no habla de la sociedad cansada, sino de la sociedad del cansancio, entendida como un estado de ánimo colectivo, una estructura profunda de nuestra vida social, en la que el agotamiento no viene de fuera, sino que lo generamos nosotros mismos.

Inspirándose en Hegel, Han señala que la figura del amo y el esclavo ya no existen como realidades separadas: ahora ambos conviven en la misma persona. Somos a la vez quienes nos exigimos y quienes obedecemos, y de esta identidad surge la autoexplotación, uno de los rasgos más visibles de la sociedad contemporánea. El “otro”, un tema central en el pensamiento de Han, ha desaparecido, y nos quedamos atrapados en una relación permanente con nosotros mismos, incapaces de detenernos. Hemos olvidado el “arte de demorarse”, otra de las ideas clave de su obra.

El diagnóstico que Han planteó hace más de quince años resulta hoy más vigente que nunca. Cuando escribió “La sociedad del cansancio”, el smartphone aún no dominaba nuestra vida cotidiana, pero lo que entonces era una advertencia se ha convertido en una evidencia: nuestra forma de trabajar, comunicarnos y vivir ha cambiado radicalmente.

Para Han, el rendimiento se ha convertido en un imperativo. El sujeto contemporáneo deja de ser obediente para convertirse en empresario de sí mismo: competitivo, permanentemente activo y en continua formación. Todo su valor —personal, laboral e incluso afectivo— se mide según criterios de productividad y mercado.

La coacción, que antes venía del exterior, ahora es autoimpuesta: creemos actuar libremente, cuando en realidad nos imponemos la misma presión que antes ejercía el poder disciplinario.

Esta paradoja —confundir libertad con autoexplotación— explica gran parte del malestar de nuestra época. Quizá por eso la filosofía de Han sigue atrayendo a tantos lectores: porque nos recuerda la importancia de detenernos, reflexionar y recuperar nuestro tiempo.

Eulàlia Tort

Eulàlia Tort

Soy Eulàlia Tort, Coach experta en comunicación. Ofrezco los servicios de: Coach Profesional / Coaching para Particulares / Consultoría / Formación a medida.

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