Hoy os quiero hablar de un concepto que me parece tremendamente interesante: la competencia romántica. La idea de ser competentes es algo que habitualmente se refiere al ámbito laboral, a ser buenos profesionales, pero en este post me gustaría trasladar el concepto a las relaciones de pareja. La competencia romántica se refiere a ser competentes en el ámbito de las relaciones, a construir lazos sanos y posibilitadores, a saber cómo comunicarte con tu pareja. ¡Tanto esfuerzo que destinamos a ser buenos profesionales y qué poco nos enseñan a desarrollar la competencia en nuestras relaciones!
Como en el campo laboral, la competencia romántica es algo que se entrena. Y si no, piensa en todos tus años de formación, de experiencias profesionales, de retos conseguidos, de decepciones… todas estas experiencias han construido tu competencia profesional. Pues bien, aplicado al ámbito de las relaciones interpersonales, estaríamos hablando de lo mismo: cada una de tus experiencias románticas ha construido tus habilidades en las relaciones personales. Y habrá quien se pregunte: ¿cómo puedo mejorar mi competencia romántica? Pues aquí te hago cuatro propuestas:
Conocete a tí mismo
Este es el primer punto y aunque parezca muy elemental es tremendamente importante. Difícilmente conseguiré construir una relación sana con otra persona si no sé quien soy, cuales son mis valores, mis principios, lo que me da sentido. Conocerte a tí mismo tiene que ver también con aspectos tremendamente prácticos de la convivencia. Te pongo un ejemplo: has tenido un día complicado en el trabajo y llevas ya unos cuantos. Llegas a casa y tu pareja no ha tendido la lavadora como te había dicho esta mañana. La ropa sigue en la lavadora, húmeda y mal oliente. ¿Cómo reaccionas? ¿Te enfadas? ¿No dices nada? ¿Refunfuñas? Con el día que llevas, sólo faltaba esto. Pero fíjate, detenerte un instante te va a permitir dos cosas. La primera, darte cuenta de que llevas un día con mucho estrés y que tu pareja no tiene nada que ver con ello. La segunda, es cierto que se había comprometido a tenderla pero tal vez ha sucedido algo que ha cambiado los planes. Conocerte a tí mismo te aporta la capacidad de distinguir y abrirte a nuevas posibilidades.
Gestionar emociones
Como en el ejemplo de la lavadora, saber manejar o gestionar tu endado te va a ayudar a mejorar tu competencia romántica. El enfado y todas las emociones. Las emociones son una respuesta biológica, pasajera pero a veces desbordante. Nos impulsan a actuar y el reto aquí consiste en ser capaz de extraer su parte positiva. En momentos delicados con tu pareja puede ser útil que te pares a pensar antes de actuar. Estas son algunas preguntas que te pueden ayudar: ¿qué emoción siento? ¿qué necesito? ¿de qué me habla esta emoción? Sin hacer este ejercicio de toma de conciencia va a ser difícil que os podáis comunicar de manera efectiva, serena, asertiva. Saber lo que te sucede y lo que necesitas es la base de todo proceso comunicativo.
Comunicación asertiva
Hemos hablado de ello en varios posts. La comunicación asertiva es un estilo de comunicación en el que respeto mis propios puntos de vista a la vez que respeto los de la otra persona. Ser asertiva tiene que ver con conocer mis derechos y defenderlos a la vez que respeto los del otro. No va de ganar sino de llegar a un acuerdo. La persona asertiva es capaz de admitir sus errores sin que eso dañe su autoestima. Vamos a verlo con un ejemplo: Tu pareja te hace un regalo pero a ti no te gusta, ¿qué haces?
- No dices nada. El pobre ha sacado tiempo de debajo de las piedras para ir a comprarlo y solo falta que le digas que no te gusta. Mejor callar. b. Te muestras algo cínica y le lanzas algo tipo: ¡No aciertas ni una! c. Le das las gracias, reconoces el tiempo que le ha dedicado a la búsqueda del regalo y le comentas que no termina de encajar con tu estilo. Le propones ir el próximo sábado a cambiarlo juntos.
¿Qué te parece, con cuál te quedas? Como puedes imaginar, la respuesta asertiva es la C porque reconoces su esfuerzo a la vez que respetas el hecho de que no te haya gustado. Y vas un paso más allá porque le ofreces una solución que podéis hacer juntos.
Cuidado con proyectar
El cuarto pilar tiene que ver con las expectativas, con las proyecciones que hacemos de nuestras parejas. Proyectar es un ejercicio de alto riesgo que se parece mucho a construir un castillo en el aire: carece de fundamentos. La competencia romántica tiene que ver con conocer a la otra persona y aceptarla tal y como es sin esperar que sea una persona distinta. Esto también tiene un impacto directo en el día a día. Piensa si no en esas conversaciones en que uno no deja terminar al otro una frase porque cree saber lo que el otro va a decir. ¿Te ha sucedido? Pues este es un ejemplo de proyección. Si estás en pareja, te propongo un ejercicio. Pensad en 3 o 4 situaciones, las que querais. A continuación, escribe en un papel cómo crees que reaccionará tu pareja ante cada una de ellas. Después comentad los resultados…. ¡A ver qué sorpresa te llevas!
Como ves, la comunicación en pareja tiene mucho que ver con el autoconocimiento y la asertividad. Conocer tus necesidades, ser capaz de expresarlas asertivamente, saber escuchar, no dar nada por sentado y preguntar siempre son algunas de las claves. Será un placer para mí acompañarte en el proceso de mejorar la comunicación con tu pareja.