La comunicación no verbal es un aspecto imprescindible de la asertividad. Te daré un ejemplo, probablemente te haya sucedido: le has preguntado a alguien sobre un tema; te ha contestado pero por su expresión facial y corporal te resulta imposible confiar en su respuesta. No sabrías decir exactamente a qué se debe pero detectas que no cuadra lo que te está diciendo (comunicación verbal) con sus gestos y expresión (comunicación no verbal).
Esta situación es un clásico y pone de relieve la importancia de los mensajes no verbales, es decir, los mensajes que emitimos más allá de las palabras que pronunciamos. En un estudio efectuado en 1970 en la Universidad de Pennsylvania, encontraron que solo el 7% de nuestra comunicación consiste en las palabras que pronunciamos. El 38% lo transmitimos como comportamiento verbal, es decir, el tono de la voz, el timbre, la cadencia y el volumen. Y el 55% de nuestra comunicación es el resultado de la comunicación no verbal, o sea, postura corporal, ritmo de la respiración, coloración de la tez y movimientos. ¡El 55%!
Más allá de estos porcentajes, creo que la lección que podemos extraer es que para ser asertivos, nuestra comunicación no verbal debe ser congruente con el contenido verbal. En definitiva, esto va de ser coherentes a todos los niveles. Siguiendo el libro de la psicóloga Olga Castanyer, «La asertividad», que ya os recomendé en un post anterior sobre comunicación asertiva, detallaremos ahora los principales componentes no verbales de nuestros mensajes.
- La mirada: este es uno de los elementos más estudiados. Piensa si no en cómo te sientes cuando hablas y alguien no te sostiene la mirada o, al contrario, cuando estás en el transporte público y alguien no deja de mirarte. La mirada es una herramienta de comunicación muy poderosa y podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que las personas asertivas miran más mientras hablan que los sujetos poco asertivos.
- La expresión facial: imprescindible en la expresión de nuestras emociones. Es común aquella expresión: el rostro es el espejo del alma. Se debe precisamente a esto, a que la expresión facial muestra estados emocionales. La ira, la tristeza, la alegría, el miedo o el asco se muestran en primera instancia a través del rostro. Como puedes imaginar, la persona asertiva es aquella que muestra coherencia entre lo que está diciendo y su expresión facial.
- La postura corporal: también la posición del cuerpo nos da pistas sobre asertividad. La forma de caminar o sentarnos nos habla de las actitudes de otra persona. En general, una postura cercana y erecta será más asertiva que la postura de contraída.
- Los gestos: nos referimos a los movimientos desinhibidos y que tienen mucho que ver con la cultura en la que hayamos sido educados. A grandes rasgos, la gesticulación es una muestra de asertividad ya que refuerza lo que se está diciendo con la comunicación gestual.
- Componentes paralingüísticos: incluyendo el volumen, el tono, la velocidad de nuestra habla. Como ya te puedes imaginar, nuestras señales paralingüísticas tienen que estar en consonancia con el mensaje que queremos transmitir. Así, sería incongruente que alguien que dice estar muy relajado hable con un ritmo acelerado o un tono elevado.
Todos estos elementos pueden servirnos para calificar una conducta, para determinar si una persona está siendo asertiva o no. Pero cuidado, el hábito no hace al monje, es decir, que una persona hable alto no significa que esté transmitiendo agresividad. Existe la posibilidad de que simplemente hable alto en todas sus interacciones. U otro ejemplo: que una persona nos hable con postura contraído no implica automáticamente que sea tímida o que esté deprimida, puede responder a otros factores. En este sentido, te invito a no absolutizar ninguno de estos elementos pero sí a tenerlos en cuenta en un marco más general.
Si quieres saber más sobre asertividad, te espero el próximo jueves 28 de mayo en nuestra charla online sobre los beneficios de la asertividad.