La conciencia de uno mismo es la capacidad para darnos cuenta, de un modo preciso, de las emociones que sentimos. Esto es relevante, ya que nuestras emociones dan forma a lo que percibimos, pensamos y hacemos. Por ejemplo, si tengo un mal día en que me siento malhumorada y cansada, es mejor darme cuenta de que hoy me he levantado con el pie izquierdo y no tomar decisiones a hacerlo sin ser consciente de ello.
Hoy quería hablar de las emociones:
- Son contagiosas: el cerebro límbico controla el mundo emocional y esto significa que puedo sentir tristeza si estoy con alguien que está triste. Para el consultor, este factor será determinante, ya que puede contagiar sus emociones a otros. Así como puede contagiar el entusiasmo, también puede contagiar la resignación.
- No son puras: sentimos varias emociones al mismo tiempo e incluso pueden llegar a ser antagónicas. Por ejemplo, es posible sentir alegría e ira al mismo momento. Pensemos en un consultor que celebra que ha entrado un nuevo proyecto pero que esto va a significar renunciar a las vacaciones con su familia. En estas circunstancias pueden darse sentimientos encontrados.
- No son buenas ni malas: aparecen y abren un horizonte de posibilidades, no tiene sentido juzgarlas ya que son una respuesta biológica.
Las emociones básicas Una emoción es información, una información íntima sobre algo que me está sucediendo y que se refiere a lo que estamos viviendo en el aquí y el ahora, en el momento presente.
Existe un cierto consenso en considerar que son cuatro las emociones básicas: alegría, tristeza, ira y miedo. Todas ellas cumplen con tres funciones fundamentales para cualquier persona:
Adaptativa y de supervivencia: las emociones nos permiten reaccionar a los acontecimientos de nuestro entorno. Motivadora: las emociones nos llevan a la acción Social o comunicadora: nos permiten compartir con el resto de personas lo que nos está sucediendo.
Ya hemos mencionado las cuatro emociones básicas. Ahora es importante diferenciar los tres niveles en que se manifiestan las emociones: el corporal, el cognitivo y el emocional.
- Nivel corporal: Se trata de responder a la pregunta: ¿Qué sensación física tengo en este momento?. Las emociones se manifiestan siempre en alguna parte del cuerpo, dan inevitablemente lugar a un cierto tipo de respiración y a una determinada movilización energética. Hay personas que dicen sentir que tienen una bola en la boca del estómago, otras que sienten presión en las sienes, hormigueos… Todo ello se refiere a sensaciones. Pero también hay muchas de estas sensaciones que se expresan exteriormente. Así, por ejemplo, si nuestro cliente muestra una respiración rápida y sudoración en las manos es posible que esté sintiendo miedo o ira por algun acontecimiento que haya podido sucederle.
- Nivel emocional: Sirve responder a la pregunta: ¿Qué emoción me produce sentir estas sensaciones? ¿Qué dos emociones estoy sintiendo? ¿Cómo inciden en mi estado de ánimo? Por ejemplo, vemos a un cliente que muestra entusiasmo ante un nuevo proyecto pero que a la vez se aferra a un control desmesurado de los resultados del proceso. En este caso, es probable que junto a la alegría esté sintiendo miedo a la incertidumbre de los resultados finales.
- Nivel cognitivo: Se refiere a la pregunta: ¿Qué me digo al sentir lo que siento? ¿Cómo traduzco en palabras lo que me está pasando? ¿Qué acción me provoca?
Y ahora, con esta información, te pregunto: ¿Qué relación tienes con tus emociones? ¿Son tus aliadas o enemigas? ¿Podrias firmar una tregua con ellas? Cuenta conmigo para acomapañarte en el proceso de gestionar tus emociones.